
Las personas a veces realizan excentricidades y en ocasiones, cuando hablamos de testamentos, todavía más. Podría parecer que se trata de una situación en la que el ser humano se libera de convencionalismos y hace lo que verdaderamente le nace del corazón. Las condolencias y lo formal queda para los que se quedan y el que se marcha deja el legado que le parece mejor y a quien considera. En estas líneas vamos contaros algunas herencias muy peculiares que hemos encontrado y que seguro que os van a llamar la atención.
Comenzamos con un diseñador de moda famoso, Alexandre McQueen, quien antes de suicidarse dejó una nota dedicada a sus perros y un acta notarial en su testamento en la que dejaba en herencia 57.000 euros a sus tres perros. Siguiendo con la temática de los canes, Leona Helmsey, una millonaria propietaria de hoteles en Nueva York, le dejó a su perro Trouble un total de 12 millones de dólares, sí has leído bien, 12 millones de dólares.
Otros en cambio, deciden dárselo a personas pero personas desconocidas. Por ejemplo, el portugués Luis Carlos de Noronha Cabral da Camara, soltero y sin hijos, dejó su patrimonio a setenta personas desconocidas elegidas al azar. Trece años antes de su muerte fue a un juzgado de Lisboa y ante dos testigos elegió a setenta ciudadanos cuyo nombre aparecía en el listín de teléfonos de la ciudad. Por otro lado, Bill Cruxton, quiso dejar escrito en sus últimas voluntades que dejaba medio millón de dólares a la camarera que le atendía todos los días en un restaurante de Cleveland.
E incluso tenemos a alguien que recibe 950 millones de euros, exacto 950 millones, de un tío al que no veía desde hacía diez años. Es el caso de Serge Sudev, de Moldavia, que abrió un día la puerta a dos agentes del juzgado que le dieron esta noticia y así cambió su vida para siempre.
¿Os han parecido interesantes estas historias? Si sabes alguna que te parezca peculiar cuéntanosla.